La falta de financiación, el miedo a perder una presunta estabilidad laboral o la perspectiva de quedarse sin dinero en el camino son algunas de las razones que echan para atrás a muchas almas viajeras a la hora de decidirse a dejarlo todo y lanzarse a la ruta. Y es comprensible. Vivimos inmersos en un sistema regido por el capital. En algún momento nos metieron en la cabeza que lo más importante en este mundo es la estabilidad económica. Hasta convertir esa estabilidad en un objetivo por sí mismo.
¿Cómo vivir sin una nómina mensual que asegure nuestro nivel adquisitivo y mantenga intacta nuestra burbuja armada a base de comodidades cotidianas? ¿Cómo descuidar la sagrada vida laboral y poner en riesgo la jubilación por un sueño de juventud? Visto así, parece que hay demasiado en juego. Pero habría que preguntarse si lo realmente importante es la estabilidad económica o la emocional. Y tendríamos que plantearnos hasta qué punto nos hace felices mantenernos dentro de esa burbuja de comodidad.
Cuando decidimos pinchar nuestra burbuja también a nosotros nos asaltaron las dudas. Nos abrumaba la idea de salir a la ruta y tener que volver al cabo de unos meses, o de unos años, sin un euro en los bolsillos, sin una casa propia ni un contrato de trabajo con el que retomar nuestras vidas. Fue por eso que empezamos a planear el viaje. Ahorramos durante años y montamos un proyecto laboral que sirviera para financiar la aventura a largo plazo: producir una serie de televisión sobre nuestro propio viaje.
Actualmente, después de dos años recorriendo Sudamérica en kombi, estamos convencidos de que la misma ruta te va dando las herramientas para seguir viajando. Sin duda, tener unos ahorros o salir con un proyecto pensado ayuda. Te saca de un apuro cuando la furgoneta se estropea y tienes que afrontar una reparación más o menos costosa. Te da la posibilidad de viajar de forma más relajada. Y te crea unas determinadas rutinas. Pero, en todo caso, no son dos condiciones indispensables.
Nosotros tomamos consciencia de esta realidad cuando llevábamos a penas medio año en la carretera.
– ¿Sabes que este mes hemos ganado más de lo que hemos gastado?-, me asegura Marta una mañana, con su sonrisa habitual y haciendo que sí con la cabeza, tras revisar la agenda donde cada día apunta todos los datos del viaje, entre ellos, las entradas y salidas económicas.
– Ya nos avisaron que con la música y la artesanía te puedes ganar muy bien la vida-, le contesto, satisfecho de comprobar que es posible viajar por el mundo de forma autosuficiente, después de pasar tres intensas semanas tocando música por los restaurantes de San Martín de los Andes con una pareja de argentinos, Matías y Mariana. De allí salió nuestro primer grupo de música. Una efímera banda de 21 días de vida que se llamó Taller de instrumentos.
Si alguien me hubiera dicho, cuando salimos de Barcelona con destino a Buenos Aires, que medio año más tarde nos estaríamos financiando el viaje por Sudamérica trabajando en ruta como músicos y artesanos, creo que me hubiera puesto a reír. Seis meses después, con una guitarra y cuatro hilos de macramé me sentía capaz de recorrer toda América Latina, y quien sabe si más allá. Lo más fuerte es que todo lo hemos aprendido por el camino, gracias a los amigos que hemos ido haciendo desde que renunciamos a una vida sedentaria para convertirnos en nómadas.
Todo empezó cuando conocimos a Santi y Marcelo, una pareja de viajeros de Buenos Aires que se financiaban el viaje vendiendo artesanía y tocando su guitarra y sus instrumentos de percusión. Nos conocimos en un camping de Tafí del Valle, en el noroeste argentino, en un momento difícil para los cuatro. A ellos les acababan de robar prácticamente todo en su paso por Tucumán. Quedaron con lo puesto: una muda de ropa, una guitarra y algunos hilos y pulseras de macramé. Nosotros estábamos afectados por una grave intoxicación por consumo de carne, en uno de los momentos más complicados del viaje.
Durante cinco días, fuimos compañeros de aventuras. Santi y Marcelo se subieron a la Saioneta y compartimos la ruta que va desde Cafayate hasta Salta, en un trayecto inolvidable. Sin pensarlo dos veces, les pedimos si podíamos sumarnos al espectáculo musical que realizaban en bares y restaurantes. Empezamos a ensayar algunos temas e hicimos los primeros conciertos en Cachi y en la capital salteña. Antes de despedirnos, nos enseñaron también a hacer algunos puntos de macramé.
Serían las bases para nuestra carrera como músicos y artesanos. Desde entonces, además de seguir filmando y editando el viaje prácticamente cada día, esporádicamente ofrecemos conciertos en plazas, en bares o en restaurantes. Y en los tiempos libres nos entretenemos tejiendo macramé, que vendemos en encuentros de kombis u otros eventos.
Sólo nos pusimos una condición. Intentaríamos disfrutar siempre de lo que hiciéramos. Los ingresos económicos serían una consecuencia de nuestro trabajo, no el objetivo en sí mismo. De esta manera, cuando compartimos nuestra música intentamos transmitir al público alegría y felicidad, mientras que la elaboración de las artesanías mejora nuestra creatividad y nuestro ingenio. Además, tanto una actividad como la otra nos sirve para conocer a muchos otros músicos y artesanos, y para difundir nuestro proyecto de Furgo en ruta allá donde vamos.
Así, cuando la gente nos pregunta si trabajamos en la ruta o si nos hemos tomado unos años sabáticos, me acostumbra a venir a la cabeza un proverbio chino que dice: “Escoge un trabajo que te guste y ya no tendrás que trabajar más en toda tu vida”.
Desde que rompimos los esquemas que teníamos montados en Cataluña y empezamos a viajar por Sudamérica nos hemos encontrado con decenas de otros viajeros que tomaron el mismo camino. Tras dos años de ruta hemos podido comprobar que nuestra decisión no fue algo excepcional. Mucha gente, disconforme con el sistema laboral establecido, dejó atrás su lugar de trabajo y, simplemente, cambió de vida.
Muchos de estos viajeros salieron con los bolsillos prácticamente vacíos o bien se quedaron sin recursos cuando llevaban algunos meses de viaje. Y han seguido viajando durante años. En la mayoría de los casos, haciendo bueno el proverbio, han hecho de su afición su fuente de ingresos.
Conocemos a una pareja de argentinos que empezaron a financiarse el viaje vendiendo cuadros que ellos mismos pintaban y enmarcaban. Otro amigo viajero, aficionado a la fotografía, hace postales con las fotografías de la ruta y las vende en su kombi. Algunos, tan sólo con una guitarra y su voz, se financian la totalidad del viaje. Otra opción habitual, para los que llevan tiempo viajando, consiste en escribir un libro y vender sus sueños y aventuras, convertidos en literatura. Las posibilidades son interminables. Payasos, malabaristas, artesanos de cuadernos hechos a mano, titiriteros, magos, cocineros…
Algunos preferimos ir trabajando en la ruta, mientras que otros optan por parar durante un tiempo para obtener los ingresos suficientes y seguir viajando, como un amigo catalán que se enamoró de San Pedro de Atacama y lleva más de un año trabajando como guía turístico. La conclusión es que vivir viajando es completamente posible. Los impedimentos financieros acostumbran a ser una excusa. Todo es cuestión de tener un poco de creatividad y partir con el convencimiento de que quieres vivir viajando.
Después todo se te va dando, porque cuando viajas todo fluye. Tu visión del mundo va mudando. Tu mentalidad se va abriendo a nuevos horizontes. Paso a paso, vas aprendiendo a confiar, confirmando que la gran mayoría de personas que te cruzas en el camino son buena gente, y vas desarrollando tu intuición para esquivar o eludir las situaciones indeseables.
Hace unos días, en un pub del centro de Asunción, charlaba con un amigo que sueña en salir a viajar. De momento, el miedo a lo que hay más allá de las estructuras prefijadas, lo mantiene lejos de la ruta.
– A mí me gustaría mucho hacer lo que hacen ustedes, pero el problema es que tengo la cabeza muy cuadrada. Eso es muy típico del paraguayo- me comentó entre cerveza y cerveza.
– No creo que sea una cuestión exclusiva del paraguayo. También nosotros, antes de salir a la ruta, teníamos muchas dudas- le contesto.
– Sí, pero yo no me quedaría tranquilo. Hay muchas cosas que ustedes hacen y que yo no podría hacer. Tengo la cabeza demasiado cuadrada – insiste.
– ¿Qué pasaría si salieras a la ruta con un vehículo que llevara unas ruedas cuadradas de madera?
– Que se trabarían.
– Eso pasaría al principio. ¿Pero qué pasaría si no desistieras en el primer intento y continuaras adelante?
– Que poco a poco se irían redondeando.
Sucede exactamente lo mismo con nuestras cabezas. Cuando nos lanzamos a la ruta, la mente se va redondeando, se va adaptando a cada lugar y a cada situación, tomando conciencia, a cada paso, de que cualquier meta que te propongas es alcanzable. Si pones todo el empeño, toda la energía en cumplir lo que deseas, todo lo que te rodea acabará conspirando para que lo consigas.
Y hasta aquí el segundo post de ‘¿Y cómo lo hacen para financiarse el viaje?’. Esperamos que os haya gustado y que pueda ser de utilidad. En el próximo relato os mostraremos lo económica que puede llegar a ser la vida en ruta y os explicaremos algunas técnicas para gastar menos y viajar más.
Clica aquí si quieres leer la siguiente parte del post ‘¿Y cómo lo hacen para financiarse el viaje?’
Clica aquí si quieres leer la primera parte del post ‘¿Y cómo lo hacen para financiarse el viaje?’
6 comentarios en “¿Y cómo lo hacen para financiar el viaje? (II): Ganarse la vida en ruta”
Hola Álex.
Lamentablemente, debo comentarte que si de algo andamos justos es de contactos con los medios. De hecho andamos hace tiempo queriendo vender la serie que estamos realizando a alguna televisión y, hasta el momento, no hemos tenido suerte.
De todas formas, gracias por escribirnos y pensar en nosotros.
Un saludo!
Hola chicos, muy inspirador, que grandes son !!! soy un italo-argentino que vivo en España, hace 14 años, y quiero irme con mi autocarava por Europa, que ya he recorrido y me encanta, y he pensado en vivir de hacer artículos de turismo o corresponsalías para america latina de un latino que les envíe material porque soy productor de tele … os puede interesar, ya que recorréis mucho y os presentarán sitios en donde hay canales de tv o diarios o revistas a las que les pueda interesar mi envío de imágenes, o artículos … y vosotros os quedáis con un porcentaje y así circula el vil metal para todos y todos salimos ganando .. que os parece, os dejo mi canal youtube … abrazo y éxitos !!!https://www.youtube.com/user/pasaportetv, y mi móvil por si wasapean, 0034-611303875, bendiciones, paz, y prosperidad, y molts èxits !!
Hola Idoia! Doncs sí, finalment tot és donar el pas. Després va venint tot! Però què t’he de dir a tu que també vas deixar-ho tot per anar cap a Austràlia!!! Una abraçada i a seguir trencant tòpics!!!
Moltes gràcies, Cristina! Esperem seguir inspirant i m’alegro molt que ens seguiu des de la meva estimada ciutat natal. 🙂
Osti marià i marta sou la bombaaaa i quanta rao teniu, s’ha d tenir una mica de força per trencar amb els topics de la societat i creure en un mateix sabent q,sempre s pot ser autosuficient. M’encanta el proverbi. Moltes salutacions des d’ austràlia
Enhorabona per aquests post tan inspiradors! Us seguim desde Barcelona 🙂