Como si de un cuento de hadas de tratara, Sintra se eleva a 30 quilómetros de Lisboa en una sierra de bosques frondosos dominados por el castillo de los Moros y con palacios que te hacen viajar en el tiempo, entre los que cabe destacar el palacio de Pena.
Un solo día de estancia en la sierra de Sintra será suficiente para entender por qué la Unesco la declaró en 1995 paisaje cultura patrimonio de la humanidad, el primero de su categoría en Europa. No obstamte, si se dispone de tiempo, una vez vistos el palacio de Pena y la fortificación es recomendable dedicar algunos días más para pasearse con calma por los múltiples jardines y visitar los puntos más apartados de la ruta convencional, como el palacio de Montserrate o el convento de los Capuchos.
El itinerario principal empieza desde el pueblo de Sintra, donde destaca el palacio nacional, hogar de los gobernadores musulmanes de Sintra hasta el 1147 y posterior residencia de verano de los sucesivos reyes de Portugal. Situado en el centro histórico de la vila, el palacio nacional está formado por partes asociadas a diferentes momentos constructivos, de manera que se hace difícil concretar el estilo. En el interior, cabe destacar una importante colección de azulejos.
Castillo de los moros
Después de dar una vuelta por las callejuelas del pueblo, podemos empezar a subir por la montaña para llegar hasta el castillo de los Moros. Con tiempo y buena forma, la ruta se puede hacer a pie aproximadamente en una hora. En el caso que falten alguno de estos dos recursos, el recorrido se puede hacer en coche o en transporte público en un cuarto de hora. De hecho, se puede adquirir un ticket de autobús para hacer el itinerario circular con paradas en la estación del tren, el núcleo urbano, el castillo de los Moros y el parque de Pena.
El castillo de los Moros es una enorme fortificación militar construida durante el siglo IX, época de la ocupación musulmana. Gracias a su posición estratégica, tiempo atrás sirvió como atalaya, de manera que ofrece unas vistas privilegiadas del pueblo y los palacios construidos en la montaña. Como si se hubiesen colado en este cuento de hadas que es la sierra de Sintra, adornan el paisaje los domicilios particulares de algún rico comerciante o de otras familias con alto poder adquisitivo.
Después de superar los dos cinturones de murallas y pasar por delante de las ruinas de la iglesia de San Pedro de Canaferrim, se llega a la entrada del castillo, donde se puede accedir a las estancias de la guardia y el alcaide, así como a la alcasaba, que estaba preparada para ser el último reducto en caso de invasión. Llaman la atención la llamada puerta de la traición, una paso secreto hacia el exterior que permetía la fugo o la entrada de refuerzos, y la gran cisterna, reconstruida después del terremoto de 1755, donde se acumulaban las reservas de las aguas fluviales.
Parque y palacio de Pena
A pocos minutos a pie de la fortificación encontramos el parque de Pena. Se trata del punto más visitado y espectacular de la sierra de Sintra, ja que alberga cerca de 88 hectáreas de jardines con un laberinto de recorridos botánicos y el palacio nacional de Pena, una de las joyas del romanticismo del siglo XIX en Portugal.
Construido entre el 1845 y el 1854 durante el reino de Fernando II y María II, los monarcas subieron el palacio después de adquirir y rehacer el monasterio de Nuestra Señora de Pena, que quedó maltrecho con el terremoto. La construcción ofrece al visitante una mezcla de estilo que van desde el claustro manuelino o los motivos moriscos hasta el pórtico principal, con una escultura del Tritón, figura medio hombre y medio pez que simboliza la creación del mundo.
Los detalles se encuentran en todo el palacio, tanto en las terrazas y las fachadas como en el interior, donde se pueden visitar unas instalaciones que mantienen el mobiliario original de los reyes que vivieron durante la segunda mitad del siglo XVII. Los salones, decorados con mobiliario de todo el mundo, transportan el visitante a otra época y ofrecen decoraciones árabes o chinas, entre otras.
Finalmente, el parque de Pena ofrece un recorrido botánico en un ambiente natural de gran importancia científica. Destaca el jardín de las camelias, con flores llevadas hasta desde el sur de Japón, que ofrecen la colección de camelias iniciada por la reina María II. También se puede pasear hasta la Cruz Alta, esculpida con piedra con troncos entrelazados en el punto más alto de la sierra de Sintra, a 529 metros.
Otros monumentos visitables
Dentro de la sierra de Sintra, destacan también como monumentos visitables el convento de los Capuchos, un convento franciscano del sigo XVI, o el palacio de Montserrate. Edificado el 1856 por Sir Francis Cook, de estilo romántico, que combina armoniosamente expresiones góticas, indianas y arabescas.