Existe un pueblo en la selva del Ecuador donde los monos capuchinos saltan de farola en farola en el casco urbano, mezclándose con pobladores y visitantes e intercambiando fotografías por comida. En Puerto Misahuallí, los simios son unos miembros más de la comunidad.
Nunca imaginé llegar a una población donde los monos formasen parte del comité de bienvenida. Ni pensé que uno de ellos se me subiría a los hombros para degustar un jugoso lichi usando mi cabeza como mesa improvisada.
En Misahuallí, las crías de monos capuchinos juegan incesantemente, mientras el macho alfa yace sentado en el piso. Finge un cierto desinterés hacia los turistas, que observan fascinados sus largos colmillos y su postura casi humana. Pero, a su vez, el jefe de la manada espera a que alguno de los visitantes se le acerque con un lichi, un banano o una cebolla.
¿Cómo explicar una situación tan singular? Según parece, anteriormente algunas familias tenían a los monos en sus casas como mascotas, hasta que algún turista les pidió que los dejaran libres.
Siguiendo las indicaciones de los visitantes, algunas familias liberaron a sus mascotas. Pero un grupo de simios decidió volver al pueblo para quedarse. Con el tiempo, el número de monos que vagaban en libertad por Misahuallí fue incrementándose, y actualmente se ha convertido en un auténtico reclamo turístico.
Los visitantes les ofrecen frutas para que se acerquen a recogerlas, o les frotan la piel con una cebolla para ayudarlos a desparasitarse mientras se retuercen sobre su regazo. Al menor despiste, el mono agarra su tesoro y marcha de un salto. A veces se lleva la fruta que le ofrecías. Otras se hace con tus gafas u otro objeto personal que hayas descuidado. Y ya puedes esperar a que se canse y lo deje caer de nuevo desde el árbol al que se subió.
Caminando unos metros hasta la playa del río Misahuallí, los micos descansan en los árboles del bosque y en algunos casos parece que estén posando para hacer las delicias de los viajeros, que conseguimos instantáneas con las que ni tan sólo habíamos soñado.
Como la que tomé de una hembra estirada en una rama con su cría enganchada a la espalda, mirándonos con unos ojos abiertos como platillos, en una mezcla de curiosidad y miedo. Mientras tanto, la mamá descansaba, tranquila, confiada en esta extraña relación pactada entre monos y humanos en un rincón del mundo donde se cruzó la línea invisible que separa los animales silvestres de los hombres.
Cómo llegar a Puerto Misahuallí
Puerto Misahuallí es una de las puertas de entrada a la selva amazónica ecuatoriana por vía fluvial. Situado a media hora de Tena y a 180 kilómetros de la capital de Ecuador, Quito, desde donde se llega por carreteras asfaltadas durante todo el camino.
Dónde dormir en camper en Puerto Misahuallí
Si viajas en vehículo camper, puedes aparcar y pernoctar en la misma plaza de Misahuallí. Entre semana es bastante tranquila y te despertarás junto a los monos, que juguetean por la plaza desde primera hora de la mañana, esperando la llegada de los primeros turistas. Cerca de la plaza hay también un parqueadero donde se puede pasar la noche, si bien por la mañana llegan los autobuses turísticos. En nuestro paso por Misahuallí, aparcar en la plaza era gratis, si bien el consistorio estaba planeando cobrar por el estacionamiento.
Qué hacer en Puerto Misahuallí
En Puerto Misahuallí podríamos pasarnos el día entero interactuando con los monos y disfrutando de una situación que hemos encontrado en pocos otros lugares en Sudamérica. Además, en la plaza operan varias agencias turísticas que ofrecen excursiones fluviales por la selva, visitas a comunidades y deportes de aventura en el río como rafting o tubing.
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