¿Y cómo lo hacen para financiar el viaje? (I)

Hace años que vivimos viajando en una furgoneta vivienda. Avanzamos sin prisas, conociendo lugares increíbles a cada paso, haciendo amigos inolvidables en cada país y acercándonos a culturas desconocidas en cada región que visitamos. Trabajamos sin horarios, ya que somos nuestros propios jefes. Vivimos con poco, pero no nos falta de nada. Tenemos a nuestro alcance todo lo que siempre habíamos anhelado. ¿Cómo lo hacemos? Os contamos cómo financiar un viaje de largo recorrido.

A menudo nos preguntan cómo lo hacemos para financiarnos. Cómo nos lo montamos para subsistir si no tenemos una nómina fija a final de mes. Si tenemos alguna entrada económica regular. Si vivimos de rentas. Si tenemos algún patrocinador. Algunos nos han tildado de ricos, ‘platudos’, famosos… mientras que otros nos han calificado como bohemios, hippies o mochileros. Curiosa paradoja.

Durante estos dos años nos hemos cruzado con bastante gente que nos ha transmitido su interés por vivir así, viajando por el mundo. En todos los casos les hemos animado a hacerlo, aunque prácticamente siempre hemos detectado una falta de voluntad real de adoptar este estilo de vida. Pero vivir viajando es una opción como cualquier otra. Sólo hay que tener la determinación de hacerlo y estar dispuesto a cambiar los esquemas.

Nosotros nos pusimos manos a la obra para cambiar nuestros esquemas vitales y laborales hace seis años. Fue el día que decidimos que no queríamos trabajar durante once meses al año para poder gastar los ahorros anuales en irnos de vacaciones durante el mes restante.

Primero, porque nos gusta demasiado viajar, y un mes siempre quedaba corto. Y segundo, porque teníamos la sensación de estarnos convirtiendo en esclavos del sistema. De ser una pieza muy bien engranada que queda liberada durante el 8,33 por ciento de su tiempo anual para después volver a formar parte de este rompecabezas productivo.

Seguramente a mucha gente ya le va bien este planteamiento. Y no me cabe duda, tal y como está el panorama laboral, que hay millones de personas deseosas de entrar a formar parte del mismo, tras haber sido excluidos temporalmente y esperar durante meses en la cola del paro, o buscando anuncios en el periódico, con serias dificultades para llegar a fin de mes.

Ahora bien, también estoy convencido de que unos cuantos se han planteado en algún momento, como nosotros, la posibilidad de vivir de otra forma. De la misma manera que nos hemos encontrado en el camino con muchos otros que ya dieron el paso. Y que, como nosotros, están felices por haberlo dado.

La satisfacción de no tener que rendir cuentas a nadie. Únicamente a uno mismo. La posibilidad de tener unos horarios completamente flexibles, en lugar de ocupar un puesto laboral durante ocho –o más- horas al día, consumiendo con el trabajo la mayor parte de la semana. La libertad de poder vivir cada día en un lugar distinto, o bien quedarte durante largo tiempo en aquel rincón del mundo que algún día habías soñado.

Poder dedicarte el tiempo necesario para autoconocerte y pasar más tiempo en contacto con la naturaleza, recuperando de esta manera la consciencia de ti mismo y el vínculo con tus raíces vitales. Permitirte, siempre que te apetezca, un variado desayuno sin ningún tipo de prisas y en buena compañía… Son algunas de las muchas ventajas de este estilo de vida y algunas de las muchas razones por las que, una vez rompiste con los esquemas, difícilmente querrás volver a componerlos.

En esta serie de posts queremos compartir cómo hicimos y qué estamos haciendo para poder vivir viajando. Y qué pensamos hacer para seguir viajando durante muchos años más. En definitiva, cómo financiar un viaje de largo recorrido.

Antes de nada, por si alguien quedó con la duda, cabe matizar que no somos ricos ni vivimos de rentas. Evidentemente, tampoco somos famosos, ni procedemos de una familia acaudalada que nos envíe una transferencia mensual. Tampoco cobramos ninguna nómina regular ni firmamos un contrato con ningún patrocinador. Simplemente somos dos personas normales que un buen día decidimos vivir viajando.

Y llegados a este punto, llega la pregunta del millón. Una de las primeras cuestiones que nos plantea la gente que vamos conociendo por el camino. ¿Cómo lo hacen para financiar el viaje?

Hace seis años, cuando decidimos que queríamos vivir viajando, nos planteamos dos necesidades fundamentales con respecto a nuestra economía. La primera consistía en ahorrar el dinero suficiente para poder comprar un vehículo vivienda y sufragar los gastos de la ruta durante un largo tiempo. Pero eso no era suficiente, ya que teníamos claro que nuestro objetivo no era darnos uno o dos años sabáticos para después volver a la rutina anterior. Debíamos armar un proyecto que a largo plazo nos permitiera ganar el dinero suficiente para seguir viajando cuando se terminaran los ahorros.

En ese momento, tanto Marta como yo trabajábamos en medios de comunicación de Andorra. Marta como cámara de vídeo en la televisión pública, y yo como redactor en un periódico. Teniendo en cuenta que viajar es nuestra pasión y el periodismo nuestra vocación, decidimos prepararnos para producir un programa de televisión sobre nuestro viaje por Sudamérica.

Como no teníamos ni el dinero suficiente para emprender un largo viaje ni la experiencia para realizar una serie de televisión independiente, llegamos a la conclusión de que debíamos producir un programa antes de salir a la ruta. De manera que empezamos a grabar nuestra primera serie televisiva, un programa sobre el mundo de las furgonetas camper que acabaría llamándose ‘Furgoaddictes’.

Después de trabajar duro durante un año en que dedicamos prácticamente todos los fines de semana, vacaciones y muchas de las horas libres a la grabación del programa, la causalidad quiso que acabáramos vendiendo una primera temporada a la Xarxa de Televisions Locals de Catalunya. Y la serie tuvo muy buena aceptación, de manera que al año siguiente seguimos grabando y editando el material para una segunda entrega.

Eso nos aportó la convicción de poder producir un programa de calidad sobre nuestro próximo viaje –Furgo en ruta- y la financiación suficiente para comprarnos una furgoneta camper, enviarla a Buenos Aires y viajar al menos durante un año. Si a esto le sumamos todo lo que pudimos ahorrar en esos cuatro años de preparación, podíamos dar por cubiertas nuestras aspiraciones económicas para salir a la ruta sin apuros.

Cuando la ruta empezó a fluir fuimos aprendiendo que hay muchas otras maneras de financiarse un viaje de largo recorrido. Cada viajero tiene su técnica. Y finalmente da igual si saliste con más o menos dinero en el bolsillo o en la cuenta corriente. Lo importante es tener claro que quieres vivir viajando y tener un poco de iniciativa y creatividad.

Pero eso ya forma parte del siguiente post de esta serie, en el que os explicaremos cómo nos lo hemos montado durante los dos primeros años de ruta, cuáles son algunas de las alternativas de financiación que hemos aprendido durante el camino, y qué pensamos hacer para seguir viajando durante muchos años más.

Clica aquí si quieres leer la segunda parte del post ‘¿Y cómo lo hacen para financiarse el viaje?’

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