A menudo nos preguntan por qué viajamos. ¿Por qué viajar? Hay tantas respuestas a esta pregunta que no basta con una conversación pasajera para expresarlas todas.
Viajamos para sentirnos vivos. Para sentirnos libres. Para fomentar nuestra creatividad. Para tener tiempo para nosotros mismos. Viajamos para conocernos mejor y pensar en lo que realmente nos interesa. Para conocer otras realidades y mirarnos menos el ombligo. Viajamos porque no podemos estar parados. Porque la vida es demasiado corta para vivirla entera en un solo lugar y bajo una misma rutina. Y porque viajar nos permite trabajar de lo que queremos y cuando queremos.
Vivimos viajando porque siempre habíamos soñado en viajar y somos de los que pensamos que los sueños están para cumplirlos.
Viajamos para alejarnos de las estructuras férreas que nos atrapan entre sus fauces, como una serpiente constrictora, ese enorme ofidio que te envuelve entre su piel escamada y que va oprimiendo. Sin prisa, pero sin pausa. Su acción es tan sutil que prácticamente no alcanzas a percibir los efectos. Hasta que un día, tal vez, te empiezas a sentir oprimido. Asfixiado. Atrapado en una rutina insatisfactoria construida en base a un contrato laboral en el que firmaste vender tu tiempo, la mayor parte del tiempo diario que permaneces despierto, y por lo tanto, activo, a cambio de un salario a final de mes. Si el contrato es indefinido, mejor. Así mantienes por más tiempo esa ilusión llamada estabilidad, mientras el gran reptil sigue apretando y apretando. Estrujando, esgrimiendo cada hora de tu vida, que se va perdiendo en los entresijos de un sistema programado para mantenernos programados.
Cuando te quieres dar cuenta, le ves los dientes afilados a la gran serpiente. Puede que ya sea demasiado tarde.
El humorista galaico-catalán Pepe Rubianes ironizaba sobre el sistema laboral en el último espectáculo suyo que alcancé a ver en directo, en Andorra, antes de que falleciera, a los 61 años de edad. Fue poco antes de animarme a dejar todo lo que tenía por allá para salir a viajar por el mundo. «El trabajo dignifica», sentenciaba tras escenificar el placer que produce en millones de personas levantarse temprano para estrujarse en un bus y pasar el día entero frente a un ordenador o levantando cajas o revisando una cadena de montaje. Toda una vida dedicada al trabajo. «Y a partir de los 65, a disfrutar», satirizaba el gran Rubianes, que en esa época ya se había establecido en África, disfrutando de una semijubilación anticipada que terminó antes de los previsto. Paradojas de la vida. Si llega a ser de los que espera hasta la jubilación, se queda sin disfrutarla.
Viajamos para conocer nuevos horizontes, para intentar familiarizarnos con un mundo que no alcanzamos a comprender o que nos resistimos a concebir tal y como nos lo han explicado. Para romper los tópicos que nos han metido en la cabeza aprovechando la distancia, que siempre facilita la distorsión, la parcialidad o la manipulación de la realidad, prácticas que, por otra parte, no son precisamente exclusivas de las situaciones distantes.
El viaje es una revisión constante de los prejuicios que tenemos sobre un mundo retratado a diario en los medios de comunicación como violento, peligroso e inestable, fruto de las guerras, la delincuencia y la corrupción. Y si bien es cierto que la realidad no está exenta de ninguna de las tres, sucede que los medios tienen esa tendencia a destacar más las noticias malas que las buenas. El viaje nos enseña que la realidad es bien distinta. Que en el día a día prácticamente siempre te encuentras con más gente buena que mala y con más situaciones agradables que desagradables.
Al fin y al cabo, la vida es un camino con una sucesión de encrucijadas que te ayudan a crecer. Y nosotros optamos por recorrerlo viajando.
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4 comentarios en “¿Por qué viajar?”
Gràcies a tu pel missatge! Té molt bona pinta el viatge. Aneu de motxilla? Qualsevol cosa que us poguem ajudar ens dieu.
Una abraçada.
Marià.
Gràcies Marià!
La meva xicota i jo ara pirem aquesta setmaa 7 mesos a viatjar per sudàsia i sudamèrica, paraules insiradores que compartim 100%!
Gràcies
Miki
Una gran abraçada Josep!!!
Buen reflexión, la VIDA! En si es un VIAJE! pero sin retorno…
Besos, abrazos mil!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Josep